Conciertos

 

18-04-2010

Brant Bjork. Sala Ritmo y Compás, Madrid


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Más que satisfecho se puede sentir Brant Bjork con su prolífica carrera. Sentado tras los parches de Kyuss  contribuyó a actualizar el sonido hard setentas revolucionando a toda una generación, con la que a la postre fue una de las bandas más influyentes de los últimos lustros. Tas su paso como guitarrista de Fu Manchu, otra de las bandas punteras del stoner, desde el 99 ha facturado un buen montón de álbumes desde la más absoluta independencia. Quizás epítetos del calibre de “El Hendrix del nuevo milenio” sean exagerados, pero Brant demuestra grabación tras grabación y concierto tras concierto, con la sencilla naturalidad de los grandes, que es uno de los músicos más especiales y creativos de los últimos años. 

Quien ha escuchado su música conoce de sobra el universo de Brant y este lo traslada a las tablas milimétricamente. Dos enormes amplificadores Orange presiden el escenario y el hombre de la eterna cinta en el pelo se dispone a iniciar su particular ritual impregnado de desierto, psicodelia, densas guitarras y efluvios de marihuana.  

El motivo de su regreso a los escenarios españoles es la presentación de “God and Godness” (2010), otro gran trabajo a añadir a su trayectoria y del que interpreta un buen número de canciones. A destacar entre ellas “Little World”, una maravilla. También repasa algunos de sus pequeños clásicos, como los contenidos en “Jalamanta” (1999) que son los que tienen una mayor acogida entre el público. 

Una más que solvente y jovencísima banda escuda a la estrella de la noche, haciendo sonar el repertorio con una precisión y feeling impecables. Mención merecida también el excelente sonido de la sala, que hizo que pudiéramos deleitarnos sin problemas con los desarrollos del grupo. 

Entre lo contundente y lo atmosférico, el caos y los juguetones riffs marca de la casa, Brant y los suyos tejen, con una aparente y pasmosa facilidad, esas adictivas atmósferas de las que es casi imposible escapar. Y que días después, siguen flotando sobre las cabezas de los que presenciamos tal acontecimiento.   

Autor: Miguel Ángel Velaza

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